lunes, 26 de abril de 2010

Turista

La verdad es que yo le veo diferencia a ser idiota a secas o a ser idiota y saberlo. Yo, con seguridad, lo se. Digo esto a proposito de que hace años que miro con desden cualquier interés viajero propio de los turistas como son los monumentos o, en el caso de India, los templos.


Ya ves tu, es una de esas cosas mías del cajón de las idioteces que en mi sexta década de vida ya esta bastante lleno.

Incluí los templos de Palitana en mi boceto del periplo por Gujarat con poco convencimiento. Lo encontraba muy turístico. Esta mañana, no obstante, me levante a hora de turista y cogí un autobús local a las 7 para viajar hasta allí desde Bavnagar.



La experiencia ha resultado una delicia. Palitana es un conjunto de 863 templos construidos en lo alto de una montaña a lo largo de casi un milenio. Para llegar allí has de escalar los 600 metros de altitud mediante 3.500 escalones. Muchos, si consideramos la temperatura que hace en este tórrido verano indostánico.

Dooli! Dooli! es el primer grito que te asalta. Son porteadores que se ofrecen a subirte en parihuelas hasta lo alto. No se el precio pero si se que yo tarde dos horas en subir tan solo mi cuerpo.

Hay paradas estrategicas a lo largo de la ascensión. Pequeños templos con sus porches sombreados y aguadoras de un fresquisimo refrigerio. Te detienes, esperas a otros que subieron a un tiempo contigo, observas las caras de los que ya bajan. Tiempo para recuperar el aliento y también para captar algo de las intenciones de los jainistas que vienen aquí, devotos y peregrinos.

Llegue de vuelta a la base de la montaña acalorado como un melón en Albacete en Julio (nunca mejor dicho por lo de melón) y me dirigí triunfante a comer al hotel en el que había desayunado por la mañana. Imposible, serrado por escasez de clientes. Visto en la necesidad me metí en un restaurante popular y…comí de maravilla.



Decidí volver en tren y me sumergí en un passenger de domingo por la tarde lleno de madres, de hijos y de colorido. Una maestra encantadora, Parul, y su madre me hicieron de compañía y de traductores ocasionales al Gujarati para alternar con las sonrisas.

















Jornada de turista y en domingo. Inmejorable.
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