domingo, 25 de julio de 2010

ALSA

Esta compañía española de autobuses se relaja en la ausencia de competencia. Los tres principales condiciones para un viaje en autobús no son para ALSA una ocasión para conquistarte sino una forma de causar perjuicios gratuítos a sus pasajeros. Así que viajar de Santander a Barcelona solo puede hacerse con ellos y resulta caro, lento e incómodo.

El billete cuesta 50 euros y la duración del viaje alcanza casi las 10 horas de las que hasta tres las invierte en recorrer los 170 km. que hay desde el origen a tomar la A-68 a la altura de Miranda de Ebro.
Con mucho lo peor es la INcomodidad del trayecto que sale de Santander a las 21 horas. En cada parada en medio de la noche se encienden todas las luces interiores y el conductor anuncia por megafonía la estación a pesar de las evidenias; en lugar de un alto a horas razonables para tomar algo de cena y estirar las piernas la parada se produce a las tres de la madrugada en la cochambrosa área de servicio de Alfajarin, en las cercanías de Zaragoza. Las puertas permanecen abiertas aunque parte del pasaje duerma y la noche sea fría. Los equipajes no están bien controlados y no hay medidas para que nadie salvo tú pueda retirar sus pertenencias de la bodega. Y así una y otra vez cada día.

Solo si los usuarios nos quejamos hasta hacernos oír podrá mejorar esta situación.