domingo, 18 de noviembre de 2012

Superpuesto


El modo de vida al que estamos habituados en España nos suscita muchas dudas de un tiempo a esta parte. Es la incertidumbre sobre si será sostenible en el futuro. En especial, sobre si habrá trabajo para que todos puedan desenvolver su vida como mejor les parezca.

Por mi edad, he asistido en este largo tiempo a la sustitución de unas actividades laborales por otras, de unos trabajos extinguidos por otros emergentes: la sustitución de braceros por máquinas recolectoras, panaderos de horno en cada pueblo por gasolineros cociendo con urgencia panes perfectamente congelados y así con infinidad de ocupaciones, sustituyendo al tiempo las maneras de vivir...

En Asia me llama poderosamente la atención, sobre este mismo asunto, el que, aparentemente, la modernidad no sustituye sino que se superpone sobre lo que ya existía.

Las formas de vida aquí cambian también y es seguro que unos trabajadores migran a las nuevas faenas en nuevos lugares, pero otras personas permanecen en sus viejos oficios y, como sus formas de vida, se quedan en donde estaban.

Es como si la transición a la modernidad se hiciera en Asia por un plano inclinado, poco inclinado, dispuesto como un mecanismo de adaptación largo y ancho. Por comparación, nuestro generalizado modo europeo de progreso parece una escalera con todas las de la ley. Y a la postre, ni siquiera sabemos ahora si sube o baja.

He observado que la superposición es común en algunos de los países del mundo que más crecen en la actualidad: Brasil. India y Tailandia.


Esta foto es de Sihanoukville, en el sur de Camboya, y muestra como los perfiles de un moderno puerto de contenedores ha cambiado el horizonte del pequeño poblado de pescadores que está a pocos metros. Pero las barcas subsisten.

Flota pesquera en Algeciras años 60
En los años 60 cada pequeño pueblo costero de Cádiz, tenía una numerosa flota pesquera de todos los tamaños, alturas y bajuras. Lo mismo sucedía en todas las localidades costeras de España. Por entonces se iniciaban las dos décadas brillantes de la construcción naval en la Bahía y de toda su envoltura industrial.

Ya no hay flota pesquera. Ha sido sustituida por una industria insuficiente y el desempleo. Si acaso en algunos despachos se intenta apurar la compra de alguna cuota más en caladeros más o menos remotos.

Caminando una mañana de verano, llegado a Calpe, hacía dedo al borde de la carretera para regresar hasta Moraira. Se paró una furgoneta y me subí. Acompañados por un intenso olor a pescado, e
l conductor y su padre hacían el retorno a su pueblo, al oeste de Almería, después de haber viajado toda la noche más de 400 kilómetros para traer pescado a vender en los pueblos de la costa de Alicante.


De todas formas, yo soy muy optimista sobre nuestro porvenir y pienso, como asegura Punset, que cualquier tiempo pasado fue peor.