martes, 18 de diciembre de 2012

Châteaux d'eau

Viajando por Francia, con un territorio en general tan llano, pueden verse los depósitos de agua elevados sobre los tejados de los pueblos. Están por todas partes y son visibles a gran distancia. Siempre me ha llamado la atención su nombre en francés: château d'eau.

En España, por contra, son inusuales. Entre nosotros ha predominado el depósito de agua situado sobre el terreno, normalmente en una loma o en un punto elevado.

En ambos casos, son muy útiles para el suministro de agua y los elevados, además, aumentan la presión que reciben los ciudadanos en sus casas (un bar adicional por cada 10 metros de elevación)

He sabido ahora que los romanos ya los usaban y llegaron a tener construidos más de 200, repartidos por el imperio, en el año 100 a.c.

Pero no es por la historia por lo que me ocupo ahora de los châteaux d'eau. La razón es otra.

Siempre me ha parecido que su presencia en ultramar era una huella más del paso de los franceses por esas tierras y una de las obras predilectas de los entusiastas ingenieros expatriados.


En Camboya, naturalmente, hay châteaux d'eau construidos por los franceses en los tiempos de Indochina. He seguido su rastro por todo el sur y he encontrado en Kampot el más hermoso de todos cuantos he visto en Francia y fuera de ella.

Está en la Estación de montaña de Bokor y además de su notable altura, se elevó sobre un promontorio rocoso muy cerca del hotel Palace.

Los pilares de la torre carecen de escala y no parece que la haya tenido nunca. Pero el hormigón está en buen estado y cubierto de un liquen de color casi rojo.

El depósito parece el vigilante de aquella elevada meseta, aunque hoy tan solo haya  ruinas y baste con guardarlas, si acaso, de la niebla.

Ni siquiera es necesario su servicio de agua, pues no hay una población estable en la zona y el lugar es casi impracticable en la temporada de lluvias.

Pero cada día del año, inexorablemente, la larga sombra protectora del château d'eau de Bokor recorre los matorrales, los caminos y las rocas que lo circundan y dibuja sobre ellos su esbelta silueta.


Para poder ver los variados modelos de châteaux d'eau hay que remitirse al trabajo de los fotográfos alemanes Bernd y Hilla Becher. El acceso directo a las fotos está aquí